Dicen
que las hadas no pueden enamorarse…
Eso está
mal dicho, claro que pueden enamorarse… pero no deben.
El amor
de un hada jamás será puro. El brillo de sus alas atraerá a los hombres, o
quizás su sonrisa hechice a más de uno. Sus manos harán que cualquiera caiga
con sus caricias y el olor de su cabello hará que cualquiera mate en su nombre.
Si una sola se fija en un hombre, es seguro que éste quede condenado.
El amor
le dolerá hasta quitarle todo rastro de vida.
Aunque
se disfracen de personas, aunque oculten la melodiosa voz detrás de ropas de
humanos y la cadencia con amplios vestidos. Las hadas siempre son vistas como
brujas, por que las mujeres no son tan fáciles de engañar. Ellas saben que hay
algo detrás de esas mujeres irresistibles.
Algunas
hadas sólo quieren jugar y está bien, es parte de su trabajo. Si van con los
humanos y juegan con sus sentimientos, los harán sufrir y al final, luego de
quitarles muchas horas de sueño y provocarles el llanto, los dejarán y seguirán
con lo suyo. Si el humano es listo, se recuperará y su amor, quedará como una
simple mala experiencia.
Pero si
el hada cae en las redes del amor, si ella es la que sufre por el desamor, las
reglas cambian, las hadas no olvidan, y algunas son muy vengativas. Pero hay
otras, que prefieren morir, antes de causar más daño y antes de que duela más…
¿Ves es
estrella fugaz?
Quizás
sea un hada que ha decidido dejar este mundo, volverse a las estrellas y
perderse entre el dolor. Cierran sus alas y se dejan caer, a las garras de la
muerte, para enamorarla ahora a ella, para nunca más ser vistas…
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